"Ahora sólo soy una jovencita, pero un día me casaré con una mujer... una mujer de piel cobriza con el pelo negro y enmarañado como un zarzal y los ojos marrones, que lleve faldas tan amplias que yo pueda enterrar fácilmente mi cabeza en ellas. Me gustaría casarme con esa mujer y vivir con ella en una choza de barro, cerca del mar. En la choza habrá dos sillas y una mesa, una lámpara de queroseno, un botiquín, una olla, una cama, dos almohadas, dos sábanas, un espejo, dos tazas, dos platitos de café, dos platos para comer, dos tenedores, dos vasos para el agua, una vasija de porcelana, dos cañas de pescar, dos sombreros de paja para protegernos las cabezas del calor del sol, dos arcones para los trastos que casi no utilicemos, un cesto, un libro con las hojas en blanco, una caja con doce lápices de distintos colores, una hogaza de pan envuelta en un pedazo de papel marrón, un recipiente para el carbón, una fotografía de dos mujeres en un embarcadero, una fotografía de esas mismas mujeres abrazándose, una fotorafía de las mismas mujeres diciéndose adiós con un gesto de la mano, una caja de cerillas. Esa mujer de piel cobriza y yo desayunaremos todos los días pan con leche, nos esconderemos entre los arbustos y les lanzaremos excrementos secos de vaca a la gente que no nos guste, treparemos a los cocoteros, cogeremos cocos, comeremos y beberemos la pulpa y el agua de los cocos que hayamos recogido, tiraremos piedras al mar, nos pondremos máscaras de John Bull y asustaremos a los indefensos niñitos cuando vuelvan de la escuela camino de sus casas, iremos a pescar y cogeremos sólo nuestros peces favoritos y los asaremos para la cena, robaremos higos verdes y nos los comeremos en la cena con el pescado asado. Eso es lo que haremos cada día. Todas las noches le cantaré una canción a esa mujer; todavía no sé la letra, pero ya tengo la melodía en la cabeza. Esa mujer con la que me gustaría casarme sabe muchas cosas, pero a mí sólo me dirá cosas en las que ni en sueños pensara que me pudieran hacer llorar; y todas las noches, una y otra vez, me dirá algo que empeza con las palabras "Antes de que tú nacieras". Me casaré con una mujer así, y todas, todas las noches, seré absolutamente feliz."
de: En el fondo del río, de Jamaica Kincaid
1 comentario:
Pocas veces una lee tanta ternura, tanta belleza. Menos veces aún, la descripción de lo simple genera en la lectura una imagen de tanta calidez. La presencia absoluta del alma en la palabra. La fuerza y la contundencia del deseo que brota desde adentro, indiscutible.
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