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Porque ya no somos jóvenes, las semanas han de bastar
por los años sin conocernos. Sólo esa extraña curva
del tiempo me dice que ya no somos jóvenes.
¿Caminé yo acaso por las calles en la madrugada, a los veinte,
con la piernas temblándome y los brazos en éxtasis más pleno?
¿Acaso me asomé por alguna ventana buscando la ciudad
atenta al futuro, como ahora aquí, esperando tu llamada?
Con el mismo ritmo tú te aproximaste a mí.
Son eternos tus ojos, verde destello
de hierba salvaje refrescada por la vertiente.
Sí. A los veinte creíamos ser eternas.
A los cuarenta y cinco deseo conocer incluso nuestros límites.
Te acaricio ahora, y sé que no nacimos mañana,
y que de algún modo tú y yo nos ayudaremos a vivir,
y en algún lugar nos ayudaremos tú y yo a morir.
Adrienne Rich (1929-2012)
Huérfanas nos hemos quedado de su iluminadora voz feminista y lesbiana, de su insobornable ética personal, de su formidable palabra poética. Huérfanas y deudoras, siempre. (Re)léanla.
Sobre mentiras, secretos y silencios (ensayos)
Sangre, pan y poesía (ensayos)
Artes de lo posible (ensayos)
Antología poética (1951-1981)
Poemas (1963-2000)
Atlas d'un món dificil: poemes 1988-1991
¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?, de Jeanette Winterson. Esta frase, que da título a las memorias de la formidable escritora inglesa, resume al dedillo la esencia de éstas: parecen graciosas (y ciertamente tienen algunos golpes buenísimos), mas hay un gran desgarro de fondo. Es una cita adscrita a su madre adoptiva, una mujer profundamente infeliz, sin atisbo de sensualidad, castigadora, trastornada, que dedica toda su vida a la iglesia pentecostal. Ya nos trajo J.W. noticias de ello en Fruta prohibida, su primera novela. Aquí retorna a esta vida de grandes carencias de sus primeros años, en un barrio obrero de Manchester, para continuar describiendo su huida de esta vida y la oportunidad que le brindaron los libros, el lenguaje, las palabras. Ellas fueron su “comodín”, que le permitió jugar una buena partida con unas cartas, en principio, poco favorables. Cómo descubrió que el mundo es algo más que un valle de lágrimas, cómo llegó a un entendimiento con su criatura interior, salvaje y desagradable —con la ayuda de sus gatos, el jardín y, de nuevo, los libros—. Cómo, finalmente, encontró a su madre biológica y, descubrió que el amor puede tener continuidad… Todo ello lo relata la autora “en tiempo real”, sin apenas refinar, con una franqueza brutal, con un arrojo sin par, trazando más preguntas que respuestas. Y, al final, surge otra: ¿cómo serán los libros de la Winterson a partir de ahora…? 247 pp. / € 20.90
Pañales y cerveza, de Ángela Medina. Un abuelo que tras la muerte de su mujer decide redecorar toda la casa; un hijo que viaja en busca de los últimos años de su padre; un nieto que prefiere los videojuegos junto a su mejor amigo a los avances de su novia; una pareja que se esfuerza por arrinconar sus infidelidades… ah, y en medio de todo ello, siempre, los chirimbolos de IKEA con sus nombres impronunciables. Bajo la apariencia frívola y pop de una historia que avanza con desenvoltura y arte, la joven publicista cuela un gran bagaje de soledad, incomunicación y mentira: las que marcan estas “vidas cruzadas”. Sorprendente y muy estimable opera prima. 107 pp. / € 15.00
Desarticulaciones, de Sylvia Molloy. S.M es una reconocidísima escritora y crítica literaria argentina afincada en EE.UU., de quien tal vez recuerden aquel En breve cárcel, librillo mítico de la no tan lejana época cuando en este país no hubo más que cuatro cosas sobre la experiencia lesbiana. Casi cada día, la narradora visita a ML. —amiga, colega y, se intuye, antigua amante—, aquejada de la enfermedad de Alzheimer. En brevísimos, cristalinos capítulos, registra con mirada implacable las sucesivas pérdidas (palabras, recuerdos, rasgos personales) y surgen preguntas sobre el peregrino funcionamiento de nuestro cerebro y de qué somos y qué queda cuando se van los recuerdos y la capacidad de re-conocer. Tremendo. Magnífico. 76 pp. / € 18.50
La librería ambulante, de Christopher Morley. Ahí va esa proverbial excepción que confirma la regla, la de que únicament los libros de mujeres merecen reseña en esta cartita. Pero no me pude resistir: tal es la afinidad con este librero que en los añoseiiente del siglo pasado recorrió con su caravana y su caballo los senderos entre granjas bucólicas y aisladas de la costa este de los EE.UU., predicando las virtudes y placeres de la buena literatura, buscando siempre la felicidad y el perfeccionamiento de cada lectora o lector. Un libro romántico que eleva el espíritu de tod@ amante de la literatura. Y así, le perdonamos al autor incluso el giro que le da a la historia por la irrupción del amor verdadero. 182 pp. / € 16.75
La prostitución, de Beatriz Gimeno. Aunque, en este eterno y encarnecido debate que enfrenta dentro del femnismo a unas y otras en posturas irreconciliables, B.G. se define claramente como abolicionista (o antiprostitución, como prefiere llamarse), este libro se propone romper el acerado binarismo, tratar de encontrar un mínimo denominador común y restituir a la cuestión toda su complejidad. Es un esfuerzo honesto, respetuoso y muy trabajado por sistematizar los argumentos explorando todos los ámbitos que el debate incumbe; dede la ética hasta la sexualidad y desde las migraciones hasta la distribución de la renta; la banalización del sexo y la sacralización del consumo. Para que "por los agujeros de nuestros desacuerdos [no] se escape un enorme caudal de sufrimiento humano" y para que el desgarrador debate interno no asista al enemigo. 300 pp. / € 22.00